Los Celos: Sentimiento que puede resultar peligroso
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domingo, 5 de junio de 2011
Los seres humanos somos seres únicos e irrepetibles. Desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo a los padres. Un tipo muy especial de celos son los infantiles ("complejo de Caín"), que se manifiestan después del nacimiento de un nuevo hermano. Los celos afectan con frecuencia a profesionales desconfiados y muy competitivos. Llamamos entonces celos a esa manera de control obsesivo que se pone en marcha ante el miedo a perder lo que se posee-tiene.
Los celos son una de las emociones naturales como el odio o el amor. Los celos pueden ser una muestra de afecto por parte de la persona amada. Sin embargo, los pensamientos pueden desencadenar emociones negativas que desgastan la relación, porque surge la exigencia de incondicionalidad. El rasgo más acusado de los celos es la desconfianza y sospecha permanente. Las personas muy celosas son, frecuentemente, apasionadas, ansiosas, un poco sadomasoquistas y neuróticas, las cuales proyectan en su entorno humano sus propias tendencias a la infidelidad.
Los celos sanos consisten en una preocupación o malestar real o imaginario por la posible pérdida que una persona amada tenga alguien más. Prefiriendo que sus parejas permanezcan con ellos y no desean que tengan una relación demasiado íntima con nadie más. En una relación de pareja debe existir suficiente espacio para poder disponer de un espacio privado para cada miembro y uno común para el entendimiento y equilibrio.
Los celos nunca son positivos porque la persona debe aprender a creer en sí misma y valorarse sin necesidad de la dependencia exclusiva de otra para existir. Si se trata de un pensamiento irracional, debemos apoyarnos en la realidad y desterrarlo definitivamente.
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