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martes, 21 de junio de 2011



El llanto: La mejor válvula de escape 



Las emociones al ser volátiles, no concretas, intocables e invisibles son las primeras expresiones que acontece en un ser humano. El llanto es parte del aprendizaje y del desarrollo humano, pero cuando nos hacemos adultos prescindimos de las  lágrimas como “cosas de niños”. ¿Cuántos adultos se permiten el llanto?. Pero todos hemos vivido alguna ocasión en que llorar nos ha servido para desahogarnos y sentirnos mejor.

Según Homero, el admirado, imitado y citado por todos los poetas, filósofos y artistas griegos: “Los héroes de la antigua Grecia derramaban con frecuencia abundantes lágrimas”. En la Europa de la Edad Media, las crónicas relatan que lideres y hombres de guerra lloraban sin reparo alguno.

Las madres les dicen a sus hijos varones: “Llorar no es de hombres”,  pero el llanto, independientemente de su sexo, es parte integral para su desarrollo, A los niños que los padres no se les permiten llorar acumulan estrés y ponen en peligro su salud.

Un hombre llorando en público en la sociedad occidental, es algo que no se da muy menudo y, cuando ocurre, suele ser un llanto silencioso, casi secreto por que en esas culturas llorar es una característica femenina que vista dentro de un hombre implicaría inferioridad y debilidad al menos que el llanto sea por un dolor físico, pero que el llanto sea por algún tipo de dolor emocional es una muestra de femineidad inaceptable.

Recuperar el llanto cuando se es adulto es bueno, porque llorar no nos hace más débiles, sino mucho más fuertes. Cuando lloramos, eliminamos  adrenalina, una hormona que segregamos en situaciones de estrés, y noradrenalina, que actúa como neurotransmisor y produce una sensación de desahogo y tranquilidad.

Muchas personas consideran que el llorar es una muestra de debilidad.  Las personas que carecen de visión de la vida emocional (una condición conocida como alexitimia) en realidad se sienten peor después de llorar.

Las lágrimas que no derramamos pueden enfermar nuestro cuerpo y nuestra alma, por eso hay que aprender a llorar de nuevo,  llorar es algo que se hace muy pocas veces. El llanto es la mejor válvula de escape para cualquier emoción intensa y que nos sobrepasa en un momento dado. 


Cuando rompemos a llorar, las emociones se liberan como si las hubiéramos tenido atrapadas en una olla a presión. El estrés, la tristeza, el dolor psíquico y físico, la alegría, los nervios, la angustia, la emoción, etc., son sentimientos que podemos traducir en lágrimas.


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