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lunes, 28 de marzo de 2011

Pinocho…… ¿Mitómano?


Uno de los valores más confusos dentro del mundo y la espiritualidad, es la verdad… hay quienes aseguran que "todas las personas nacen sinceras y mueren mentirosas", y para el poeta inglés Alexander Pope: "El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera".  

Que alguien mienta puede no ser raro. Si bien la mentira forma parte del ser humano es un comportamiento social frecuente ya que todos lo hacemos de vez en cuando. Aunque la personalidad del mentiroso compulsivo comienza a construirse durante la niñez según la educación y el contexto en el que se vive.

Pero, si esto llega a hacerse hábito, la persona que lo padece puede experimentar una serie de problemas consigo mismo o con los demás. Algunos afirman que el mentiroso más famoso del mundo sea "Pinocho", pero quien es reconocido como el más fantástico mentiroso patológico de la  historia es el barón de Münchausen, por lo que hay un síndrome que lleva su nombre y que hace referencia a las mentiras como enfermedad.

Se define mitomanía al trastorno de conducta consistente en mentir patológica y continuamente falseando la realidad y haciéndola más soportable. El mitómano utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas. Se miente para evitar un castigo, se miente para conseguir una recompensa, se miente para engañar a otro.

Un mitómano es una persona que miente de forma continua y sin poderlo evitar. Sin embargo a la larga si llega a convertirse en hábito, puede suponer un trastorno psicológicamente denominado Trastorno en el control de impulsos.

 En general las personas que mienten de manera compulsiva lo hacen para evitar una consecuencia, para esconder un lado de su personalidad,  maquillando una realidad que considera inaceptable, los mitómanos son manipuladores, egoístas, narcisos, que convencen porque el sujeto se siente de alguna forma más listo que los demás. Recibe el beneficio secundario que supone el no afrontar el acto realizado donde el hecho de correr cierto riesgo favorece la aparición de una elevación de adrenalina.

La persona que es mitómana termina sufriendo por esto, al no  valorar las consecuencias, en un principio parecen obtener ganancias, pero finalmente se derrumba su cuento y se ven atrapados. No es fácil que los mitómanos reconozcan su condición pudiendo presentar adicciones (sexo, juego, drogas), pero una vez se da ese paso es posible que con terapias puedan descubrir lo que les sucede,  siguiendo un proceso de reconciliación con ellos mismos y su entorno, pues la confianza se ha roto.

Algunos expertos recomiendan confrontarlo y cerrarle el paso para evitar que esa mitomanía crezca como una bola de nieve ya que este tipo de personas tienen una edad cronológica adulta pero con una mentalidad infantil. Cuando usted le sigue la corriente a este tipo de personas lo que provoca es hacerle crónica la patología al mitómano, y usted de paso terminará mintiendo también. Por eso usted puede tomar como medida preventiva, cuando trate con este tipo de personas lo que debe sugerirle es que conecte la lengua con el cerebro.

En conclusión cada persona es un ser único, por lo tanto guarda un mundo diferente y una verdad diferente. La mentira es desvirtuar la verdad. Todas las verdades son válidas si provienen del corazón. La verdad es un compromiso con nosotros mismos, es asumir nuestra responsabilidad y dejar de culpar al destino, a la gente y a las circunstancias de nuestra mala suerte.


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