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domingo, 20 de marzo de 2011

¿En los zapatos de los demás?



Cada vez que nos acercamos a las personas esperamos atención y comprensión, dando por hecho que seremos tratados con delicadeza y respeto. Pero, ¿cuántas veces procuramos tratar a los demás de la misma forma? ¿Reconoce usted los sentimientos de las demás personas? ¿Comprende por qué los demás se sienten así?

Empatía es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que un individuo diferente puede sentir. Es el elemento clave en la inteligencia emocional, siendo de vital importancia para la comunicación, ya que pertenece al dominio de las relaciones interpersonales exitosas. Para explicarlo de una manera muy sencilla se puede decir que es el acto de ponerse en el lugar de otra persona, de sentir lo que ella siente, de ver a través de sus ojos.

La empatía no sólo es una capacidad esencial en el ámbito de las relaciones interpersonales, por ejemplo, la amistad o el amor sino también en el seno del ámbito laboral puesto que la empatía favorece el compañerismo y el trabajo en equipo.

La empatía viene a ser algo así como nuestra conciencia social, pues a través de ella se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad. Esta habilidad de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura.

Empatía no es sinónimo de simpatía. Simpatía significa ser agradable con los demás. Ojo, con la diferencia. La simpatía es un pobre sustituto de la empatía, si bien en algunos casos, donde las personas no pueden sentir empatía respecto de algunas emociones, La simpatía es mejor que nada. Sin embargo, para avanzar, se requiere verdadera empatía.

Podemos comprender a los demás aunque no compartamos del todo sus ideas. El proceder con empatía no implica dejar de lado las propias convicciones y asumir como propias la del otro. Es más, se puede estar en completo desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición, aceptando como legítimas sus propias motivaciones. Es imposible transformar lo negativo en positivo sin empatía.

Es evidente que hay personas que por diversas razones tienen mucha capacidad empática y sin embargo otras, poseen enormes dificultades para entenderse con la gente y ponerse en su lugar. En cualquier caso, conviene saber que las habilidades empáticas se pueden potenciar y desarrollar.

Aunque ser tolerante no quiere decir que tengamos que soportar conductas que nos hacen daño o que pueden hacer daño a otros, sino aceptar, comprender y respetar las diferencias.

En ocasiones los otros no necesitan nuestra opinión y consejo, sino saber que los estamos entendiendo y sintiendo lo que ellos nos quieren transmitir. Cuando tengamos que dar nuestra opinión sobre lo que nos están contando es muy importante hacerlo de forma constructiva, ser sinceros y procurar no herir con nuestros comentarios. Para esto es muy importante ser respetuoso con los sentimientos y pensamientos de la otra persona y aceptar abiertamente lo que nos está contando.

Quienes carecen de empatía no pueden evolucionar espiritualmente. La empatía es la clave para llegar a perdonarnos a nosotros mismo y es la clave para comprender y perdonar a los demás, ya que es la hermana de la compasión e hija del amor incondicional.

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