El Sincericidio
La confianza es uno de los pilares de las relaciones de pareja,
en tal sentido el ser humano necesita sentir que puede fiarse y confiar en otra
persona, ya que los secretos te alejan de las personas y ponen barreras. La mayoría de las parejas
acuerdan ser fieles, no tener relaciones íntimas o sexuales con otras
personas, pero cuando el ser humano se equivoca, comete errores, se rompen los
acuerdos.
Se “tendría” que haber pensado antes de estar con otra persona, pero ese
“tendría” se convirtió en un verbo conjugado de forma imposible, ya que no se
puede retroceder el tiempo atrás. Después de una infidelidad lo primero
que se necesita es ser sincero con sí mismo.
Eres tú quien debe decidir libremente si quieres confesar o no
una infidelidad, lo importante es que la
persona se sienta bien con sí misma. La confesión de una
traición es una opción, pero no es la única opción, en tal sentido la persona “elegirá”.
En el caso, que desees contarlo deberás
asumir las consecuencias de los hechos, y ofrecer a la pareja la oportunidad de
que perdone, o que no lo haga. En el caso de haber cometido una infidelidad y
tener la seguridad plena de que eso no va a suceder más, entonces puedes optar
por no contarlo si crees que el hecho de saber la verdad no va a aportar algo
positivo a tu pareja.
Es como la analogía que existe entre la fiebre y la infección.
La infidelidad es un síntoma, no la enfermedad. Lo importante es identificar
que genera la fiebre, en este sentido sería trascendental que las parejas se pregunten
si su relación está en riesgo de una infidelidad.
Y para concluir, cuando una pareja se enfrenta a una
situación de infidelidad, siempre es difícil y doloroso, pero si logran
superarla terminan siendo mejor pareja que antes.
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